El género de las palabras es una característica lingüística, depende del idioma y no tiene que estar necesariamente relacionado con el sexo biológico. Los sustantivos tienen género, ¡no tienen sexo! Hay lenguas con 2 géneros, otras con 3 géneros gramaticales estrictos (masculino, femenino y neutro) y otras que no distinguen géneros. Los géneros femenino y masculino de los sustantivos varían en los diferentes idiomas.
Por otra parte, las lenguas vivas son dinámicas: evolucionan a lo largo del tiempo, y con el contexto sociocultural y económico. Según la RAE (Real Academia de la Lengua española) la lengua es «un sistema de comunicación verbal propio de una comunidad humana…». Los avances en la ciencia, el proceso de globalización y la revolución digital de los últimos años han enriquecido muchísimo el lenguaje con la introducción de extranjerismos y nuevas palabras científicas y técnicas.
¿Y qué pasa con el femenino y el masculino en español y portugués?
El español y el portugués son lenguas neolatinas. En ambos idiomas, las palabras pertenecen al género gramatical femenino o masculino. El género muchas veces es definido por el determinante del nombre que acompaña la palabra. Muy pronto, veremos como se aplicará el género neutro, tan hablado en los últimos tiempos.
Aunque sea conocimiento común que los españoles y portugueses nos entendemos perfectamente, encontramos una cantidad razonable de palabras con el mismo significado y hasta ortografía parecida, pero con género distinto.
Muchas veces entendemos bastante bien un idioma, pero todavía nos sorprendemos con estos detalles. Y nos parece muy raro que el género de los nombres pueda variar. Lo que nos parece obvio, no siempre lo es.
Igualmente, las terminaciones de las palabras nos pueden ayudar a distinguir si el nombre es del género femenino o masculino, pero no siempre es así. Hay que tirar de la memoria ¡No nos queda otra opción!
A continuación, os dejo algunos ejemplos de estas situaciones:

Los idiomas tienen estas cosas. Lo que nos parece lógico no siempre lo es. Muchas veces es necesario usar la memoria, y con el tiempo, el oído es el que manda.